22 junio 2011

Un repaso al reality de la culta y el espontáneo



Hace unos años, ver cómo vivía alguna celebridad, sobre todo cuando son más intelectuales en plan científicos, se llamaba documental. Ahora es un reality-show. Y así es como se ha denominado al espacio protagonizado por Alaska y Mario en la MTV. Como ella misma afirmó, a todos nos gusta ver a nuestros ídolos desayunar. Hombre, tampoco es eso. Pero la verdad es que este programa de ocho capítulos nos ha mostrado cómo son ellos realmente, sin cortes, y sobre todo sin vergüenza. Lo que hemos visto es que ella es una chica culta y que él es un chico muy burro habiéndonos regalado unas frases que le han salido tan espontaneas como sinsentido como la de “Ha caído un tormentón en Aranjuez q va a hacer que las fresas salgan como chochos esquizofrénicos”.
Gracias al reality, hemos conocido a un niño impresionante: Pablito. Un crack de niño que le ha pegado a una lámpara, ha comido en el Hard Rock y cantando en la cama. Tampoco sabíamos que Mario y Alaska hacían cuentas al milímetro para que los dos gasten lo mismo. O que Mario todo lo hace en diminutivo: cuando se va de casa dice “Hasta lueguito, cariñín”, y cuando va al supermercado compra quesito curadito cortadito muy finito y pastelitos de manzanita. Hemos conocido a los amigos famosos de la pareja. En primer lugar vimos a Carmen Lomana que dijo una frase a la altura de su repertorio: “Me voy de vacaciones, que tengo ya una cara de proletaria…” También hemos visto a Amenábar comiendo hamburguesa del Burger King mientras que los amigos hablaban de la ordinariez de Maria Carey. Aparte de Leonor Watling y los Dover.
Impresionó ver por primera vez a Alaska sin maquillaje. Una persona totalmente diferente. Además hemos visto que es una persona un tanto celosa, aunque con razón, porque las explicaciones que le da Mario…
Alaska: ¿Con quién te has morreao, maricon?
Mario: Con una bollera que estaba ahí al lao.
Alaska: Pues la bollera te ha dejado bien rojos los labios.
Mario: Déjalas cariño, que tendrán… que está equivocada. Pero tranquila, es una mujer a la que le gusta la tortilla.
Alaska: Que me da igual.
Ha sido sorprendente ver la cantidad de cerveza que bebe aquí el amigo Mario. No para. Por mucho que diga que bebe poca, no para. Sobre todo en aquel vuelo en que Alaska se tomó mega-tranquilizantes. Nada más subir al avión se quedó grogui. Él aprovecha para pedir todas las cervezas que quiera a la azafata. Y hasta en el último capítulo Mario nos demostró su cultura: "¿Petra? ¿Eso qué es? Ah, una ciudad itálica, de Italia, itálica"
A otro que hemos conocido es a Nacho Canut, el otro componente de Fangoria. Tuvo una conversación con Mario en el que los dos estaban de acuerdo con que los hombres también pueden quedarse embarazados. Además, para Nacho, los bebés no maman de sus madres, eso es de animales.
Mario: ¿Y el pecho?
Nacho: ¿Pero qué pecho? Vamos, mi madre no me ha dado el pecho a mí.
Mario: Tu madre sí que te habrá dado el pecho.
Nacho: ¡Qué dices! Un biberón.
Mario: ¿No?
Nacho: Eso son los leones. Tú has visto mucho National Geographic.
Mario, durante los 8 capítulos ha hecho cosas que al resto de humanos nos hubiese dolido mucho que nos ocurriera: Perder un vuelo por estar dormido en el hotel y sin forma de despertarse o comprarse dos chaquetas por 20.000 euros. Un día fue al dentista:
Mario: Se me quedan restos de comida aquí, es muy incómodo. De hecho te pido perdón porque antes de entrar aquí me he tomado una cerveza y me he comido un par de almendras.
Tras la intervención:
Dentista: Ahora estate 10 minutos sin hablar.
Mario: ¿Cerveza puedo beber?
También fue divertido ver cómo él, con una amiga, no podía conducir en los coches de choque porque todos iban a él. De repente, ya cansado, le soltó a una: “Como me des te mato, hija de puta”. Y otro día, después de una fiesta llegaron bien borrachos a casa. A Mario se le notaba más, que no podía parar de reír. De vuelta a casa y la gente se quiere hacer fotos. En portal, Mario no puede más con la risa y la borrachera. “Olvi, que es de bromi”.
Y si hay que recordar dos momentos de ellos de compras, serían los siguientes: cuando fueron a una tienda para comprar los platos para regalar de recuerdo de la boda que les cobran por todo y Mario dice “¿eso aparte? Joer… os va bien, eh”; y comprando la báscula que para Mario, cuanto más cara mejor. Y además le regalan con el tíquet unos gofres con chocolate. “Cariño, si nos compramos un báscula es porque estamos a dieta”, le dice Mario. Luego en la boda ya veríamos a más famosos como Loles León o la Lomana comiendo como si llevaran días sin hacerlo.
Aunque aquí haya puesto lo mejor de estos ocho capítulos de ‘Alaska y Mario’ queda lo mejor de lo mejor. Los cinco momentos estelares del reality-show. Ahí van.

Número 5: Centrales nucleares:

Mario y dos amigos suyos tienen en la cocina una conversación sobre las centrales nucleares. Es evidente que ninguno de los tres tiene ni idea de lo que hablan. Según Mario, las nucleares son una cosa absrtacta. A continuación la conversación:

Amigo 1: No sé por qué Japón tiene tantos problemas con las centrales nucleares. Las centrales nucleares qué hacen, qué procrean?
Mario: Pues crean como partículas, ¿no?
Amigo 2: La radiación, hijo.
Amigo 1: ¿Pero qué hacen, la luz?
Amigo 2: Las nucleares…luz. ¿Qué van a hacer?
Amigo 1: Pero cuando se creó la luz no habían centrales nucleares.
Amigo 2: Pues claro hija, no había luz.
Amigo 1: Pero cuando Edison creó la bombilla.
Amigo 2: Edison no…
Mario: Hemilken.
Amigo 1: Cuando Edison creo la bombilla no habían centrales.
Amigo 2: No. Había la bombilla.
Amigo 1: Y se ponía la bombilla, porque yo he visto una…
Amigo 2: Con otro tipo de centrales. Luego crearon las nucleares.
Amigo 1: ¿Y sólo hacen luz?
Amigo 2: Hacen energía.
Mario: ¿Electricidad? ( amigo 1) Cariño, todo esto es como una cosa abstracta. Yo cuando cojo una bombilla pienso “¿por qué no se funde una bombilla y la otra sí?
Amigo 2: Hay una bombilla en América que está encendida desde hace 100 años.
Mario: ¿Y quién te lo ha dicho a ti?
Amigo 1: Sí… claro. Y mi chocho es moreno también.

Número 4: Clase de inglés:
El inglés no es el punto fuerte de Mario y lo dejó más que demostrado en la clase de inglés como volvió a dejar claro con Pablito, cuando el niño se puso a contar: “One, two, three”… hasta el fourteen. A lo que Mario respondió: “¿Fourteen? ¡Muy bien, sabes hasta el quince!”. O cuando uno de los invitados a la boda es inglés, le pregunta "How are you?" y Mario responde: "very éxtasis". Pero vamos a ver la conversación que mantuvieron durante la clase profesora y alumno. No tiene desperdicio:
Profesora: Now, English.
Mario: My English is very bad. Sorry. But my pronuntiation is good or not good?
Profesora: It’s good. We have to see it more. Have a sit, come on.
Mario: ¿Qué tal? Ay, only English?
Profesora: You can only speak in English. How many years did you learn English?
Mario: Ah, okey, okey, okey. I stad English, I, I, I, I studed, stadid English when I 12 years… ago. In this moment I am very nerviosy, éxitisin, exítinsi.
Profesora: Mario, you have a good base.
Mario: Ah, que tengo buena…
Profesora: Base, para empezar. Como principiante, muy bien. We’re going to do a very short level test. What’s your name?
Mario: My name is Mario.
Profesora: Where are you from?
Mario: Spain. To Madrid.
Profesora: No. No. I’m from…
Mario: I’m from is…
Profesora: No. No. I’m from Madrid.
Mario: They’re from Estatis Uneision.
Profesora: Again, repeat.
Mario: They’re from the… daUnaited Estaision. No, Unaited Esteiton.
Profesora: States.
Mario: Ah. Stits. They are from Unaiting Stits. Claro, United porque están unidos.
Profesora: Ok. Time’s up. Se acabó el tiempo.
Mario: ¿Time’s?
Profesora: Up.
Mario: ¿Pero up de p’arriba, de levantarse?
Profesora: Exactly. Good job. You were fantastic. Remember: study and practice a Little bit everyday.
Mario: Un poquito.
Profesora: Everyday.
Mario: Ah, que lea.
Profesora: Que hagas…
Mario: Que haga esto todos los días.
Profesora: Twenty minutes.
Mario: Twenty… three. Thirty.


Número 3: El bote de grasa:


Mario va a una clínica de cirugía estética a ver qué retoques se hace. Después de hablar de papadas y demás, llevan al pecho, donde él tiene asimetría. La conversación con el doctor es tremenda. Ya me imagino después de la conversación, a Mario yendo al Carrefour a hacer la compra.
Doctor: Lo único que podríamos hacer es por simetría, aumentar aquí.
Mario: ¿Y eso es coger grasa e injertarla aquí?
Doctor: ¿Y dónde tienes grasa?
Mario: Pues hija, yo qué sé. Me la saque de donde sea, o compro un bote.


Número 2: La tienda de móviles:

Mario está harto de su móvil y va a una tienda de vodafone a ver si le dan otro con los puntos que tiene. El vendedor es un chico muy simpático que le sigue el rollo al marido de Alaska. La conversación empieza así:
Vendedor: Pues tienes 10.362 puntos.
Mario: Tócate el coño. Y eso está fenomenal. O sea que me puedo llevar diez móviles.
Vendedor: Eso está fenomenal.
Mario: A mil puntos por móvil… te dejo la tienda vacía.
Vendedor: El que te ha gustado, 1.700 puntos, 0 euros.
Mario: ¿Y me quedan 9.000 euros? O sea, ¿puntos?
Pero la conversación sigue. El vendedor le tiene que pasar los números del antiguo móvil al nuevo y ha de ir uno a uno. Ahora viene lo más sorprendente:
Vendedor: Yo te copio los números al otro teléfono. Hay que ir de uno en uno. Voy por la C.
Mario: O sea, que tú tienes que estar desde la C hasta… ¿cuál es la última? ¿Hasta la X doble? ¡Doble X, Y griega… Z!

Número 1: Con la perra:


Alaska y Mario están en el jardín de unos amigos donde hay una perra con la que Alaska está jugando con una pelota.
Alaska: (a la perra) Corre, corre, ¡muy bien! Lista, lista y guapa.
Mario: No cariño, una cosita. Mi mujer se enfada conmigo porque no sé si es América un país o un continente y una perra a la que le tira la pelota y se la vuelve a traer dice que es muy lista. O juzgas igual a las personas que a los perros.
Alaska: Claro que no.
Mario: Entonces estás infravalorando a los perros.
Alaska: No. A las personas.

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