20 junio 2013

Crítica de 'Star Trek: En la oscuridad'



Crítica de 'Star Trek: En la oscuridad' 
Nueva entrega de la saga de ciencia-ficción por antonomasia, mucho más grande y espectacular que su predecesora pero, también, mucho menos innovadora. 
 
J.J. Abrams (Perdidos, Super 8) nos deleita con imágenes imponentes y escenas de acción que quitan el aliento así como unos escenarios únicos en la saga (el Londres del siglo 23 es digno de ver) pero que, sin embargo, adolece de ese aire fresco e innovador que supuso Star Trek (2009). Y es que aquí el director ha optado por adaptar, a ese universo Trek particular que abrió con la anterior entrega, acontecimientos ya acaecidos en la serie original. Aún así, el resultado no es el típico refrito aburrido a los que nos tienen acostumbrados últimamente, pongamos como ejemplo Total Recall (2012), sino que nos ofrece un viaje estimulante y placentero tanto para fans e iniciados.
 
Chris Pine, Zachary Quinto, Zoe Saldana y Karl Urban repiten en el papel de la tripulación más famosa de la televisión y es que, algo que ya se dijo de la anterior entrega, Kirk, Spock y compañía están muy bien retratados manteniendo su esencia pero, al mismo tiempo, actualizados a nuestros días. Destaca la relación del triángulo Kirk-Spock-Bones más desarrollado que en la anterior película (algo vital en la serie original) cuyas tensiones nos ofrecen los mejores gags. Pero el punto fuerte es, sin duda alguna, Benedict Cumberbatch (Sherlock, El Topo). Elección muy acertada para el papel del villano, mucho más carismático y terrorífico que Nero de Star Trek (2009). Las escenas en las que aparece es de lo mejor de la película. Es de extrañar que a este actor no se le hayan dado papeles de este estilo antes pues su porte y, sobre todo, su voz grave e imponente da mucho juego en pantalla.
 
Algo que podemos reprochar a Abrams es llevar la saga Star Trek hacia las pelis de acción típica más cercanas a otras sagas famosas como Star Wars. Y es que Star Trek siempre ha sido una serie más “sesuda” donde su grandeza recaía en las historias que planteaban cuestiones filosóficas o morales acerca del papel del hombre en el universo (muchos de los guionistas eran novelistas de ciencia-ficción notables) y donde la acción quedaba relegada a un segundo plano (La Primera Directriz de no intervención estaba muy presente en todos los episodios algo que se menciona en esta entrega pero queda en el olvido con facilidad). Esta esencia se ha perdido en favor de la espectacularidad.
 
Resumiendo, la película es buena y endiabladamente entretenida pero le falta ese toque mágico y reflexivo de las buenas historias de ciencia-ficción que te haga salir de la sala pensando en algo más que en liarte a tiros con los phasers.  

Por Daniel Rodríguez de Sepúveda.

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