05 febrero 2013

¿Hasta qué punto es simple el simple?


En muchas series hay uno que es, por decirlo rápido, “el tonto”. Sus características principales son que tienen una falta de afecto, un gran corazón, son como niños (no hay preocupaciones y cuando las hay se engrandecen) y son retrasados. Hay, muchos pero me voy a centrar en dos: en el Barajas (que se llama así por el aeropuerto, porque lleva retraso) y en Coque. La creación de estos personajes está formada tanto por los guionistas como por los actores, ya que ninguno puede crearlos al 100% porque son muchos los factores que juegan.
 
Estos personajes suelen ser secundarios, pues sería una locura tener como protagonista a alguien muy corto (que hay series así, pero no es lo más recomendable). Normalmente nunca participan en las tramas principales, sino que tienen están en otras, y de estar en la más importante, el personaje siempre va a estar en un segundo plano. Ellos están para quitar tensión, aliviar y dar el toque de humor con su idea más disparatada. Porque son espontáneos e inocentes, por lo que aunque crean que su plan es tremendamente bueno, siempre suele ser una locura. Eso sí, normalmente es el que acaba funcionando.
 
Por eso me pregunto hasta qué punto es simple el simple. Hay muchas veces que el Barajas no tiene nada de cultura y otras en las que hace un chiste que va en contra del personaje, ya que es algo que él nunca diría, simplemente porque es algo que desconocería. Y nos demuestran que es algo no lógico y hace que te saque. Vale que las locuras del Barajas no sean sensatas, pero van en concordancia con el personaje y hacen que por lo menos resulten verosímiles y los espectadores nos traguemos todo lo que dicen y disfrutemos; pero en el momento en que traiciona al personaje con algo ocurrente hace que salgamos de la historia. Porque nos choca y no nos lo creemos. Que el Barajas crea que puede cuidar un huevo que se nota que es del súper, porque cree que dentro hay pollito, puede ser. Él es corto, ¿por qué no lo va a creer? Pero si al rato hace un chiste de ciencias… como que no. En resumen, a veces son tontos como para creerse tonterías y otras son muy inteligentes.
 
Hablo de él, pero también me vale Coque. El ejemplo es algo diferente porque aunque sí que participa en tramas locas, ‘La que se avecina’ es mucho menos realista que ‘Aída’. Con esto quiere decir que no destaca tanto porque todas las tramas de cada capítulo son idas de olla. Divertidas, pero idas de olla. Aún así, Coque es un personaje que no sabe escribir, que cuando lee necesita dos segundos entre palabra y palabra, por eso choca oírle discursos como los del último episodio en el que decía:
 
“Los malos de esta película no son los Cuquis; no somos los ciudadanos. Son los políticos y los banqueros que han hundido con su codicia este país, que nos mienten en las elecciones para que les votemos y luego hacen lo que les da la gana. Son ellos los que nos funden a impuestos y nos quitan el paro y nos recortan la sanidad y la educación, mientras ellos siguen chupando del bote con sus dietas y sus asesores y sus coches y sus pensiones vitalicias y colocando a sus amiguetes y a sus familiares. ¿Ellos nos arruinan y encima tenemos que pagarlo nosotros? Lo siento, pero los malos no son los Cuquis. Los malos están sentados en el Congreso, en los parlamentos autonómicos y en los despachos de los bancos”.
Vale, aquí lo que se ha hecho ha sido un chiste por contraste: hace gracia que el tonto de la serie diga algo tan ingenioso, pero con lo crítico que es el parlamento y realista, es interesante el juego que da que lo diga este personaje. ¿Por qué? Porque nos demuestra que hasta el más simple se está dando cuenta de todo lo que están haciendo. Aún así, también saca que todo esto lo diga él, o que al menos use términos como “codicia” o “vitalicia”.
Hay veces que los comentarios ingeniosos no funcionan en los personajes, y eso en ‘Aída’ y ‘La que se avecina’ lo hacen fenomenal porque lo han ido evitando cada vez más hasta el punto que ya no lo hacen. Queda muy mal ver que dicen cosas perspicaces que se nota que hay un guionista detrás que lo ha estado pensando, pero los personajes no tienen por qué ser todos tan espontáneos, que parece que tengan un chiste siempre preparado. ‘Fenómenos’ comete este error cada 5 segundos, creando así unos personajes que no se cree nadie. El humor tiene que venir por otro lado.
 
Coque y Barajas nos han dado frases que ya se relacionan con el personaje como “una cosita que se me viene a la mente” o “podría funcionar”. Pero los que están detrás son Nacho Guerreros y Canco Rodríguez, quienes les han dado gestos, tonos de voz, pausas… creando así personajes únicos. Muchos matices de los dos los han creado ellos, los aportado ellos en sus interpretaciones, al igual que Iván Massagué con el personaje de Burbuja en ‘El barco’. Está claro que todos los actores dan parte de sí a los personajes, pero cuando el personaje tiene un retraso o es más corto que el resto, es mucho más difícil de pillarle el punto. Si vemos capítulos de cuando empezó el personaje del Barajas en ‘Aída’, o los inicios de ‘La que se avecina’ o ‘El barco’, veremos como estos personajes son distintos, y poco a poco les han ido cogiendo el tranquillo creando personajes únicos.

No hay comentarios: