24 noviembre 2012

'El barco' consigue reinventarse


Casi un año después de que acabara la segunda, ha llegado la tercera temporada de ‘El barco’ con el anuncio de que llegaban a tierra. Al volver en el mes de noviembre, la gente se esperaba ya la llegada al edificio o incluso a la isla, y lo que se encontró es que los capítulos eran igual que en la tanda anterior. Lo que ocurrió es que quedaban tres episodios por emitir, y los han puesto como los primeros de la tercera, por lo que esta temporada comenzó realmente en el cuarto capítulo, con la entrada de todos en el rascacielos. 

Como mucha más gente, yo dejé de ver la serie en los primeros episodios de la segunda temporada por un motivo muy claro que he comentado varias veces en este blog, y es que no me sorprendían nada ya las tramas y me cansaba ver siempre la misma estructura de “viene una catástrofe – todo se va a la mierda – agarraos que vamos a morir – ya está, solucionado”. Y al capítulo siguiente otra vez lo mismo, pero cambiando sardinas que llueven, medusas que nadan o cataratas a las que nos acercamos. Pero esto ha cambiado y es por lo que estoy contento. Y oye, la he vuelto a retomar. 

En esta tercera temporada, han conseguido tirar la estructura a la basura y no tener una nueva, sino que van a jugar con tramas horizontales fuertes que nos atrapen y nos dejen con la miel en la boca al acabar cada capítulo, una especie a lo que hacía en su día ‘El internado’ y por eso funcionó tan bien. Los de ‘El barco’ deben haber escuchado las quejas y se habrán dado cuenta de que cada vez gustaba menos su serie, pero con este cambio creo que han conseguido ir a mucho mejor. 

El problema es que cuando uno deja una serie porque le aburre en su día, aunque ahora ya no lo sea, difícilmente se vuelve a enganchar y se convierte en un espectador fiel. Yo lo he hecho porque las incorporaciones y temas me parecían atractivos y la verdad es que ha sido un acierto. Además era una serie que parecía que desde el día que se estrenó ya iba con fecha de caducidad porque la trama se acabaría, pero saben cómo evolucionar. 

Eso sí, si las comparaciones con ‘Lost’ ya eran obvias, ahora lo son mucho más. Con la llegada de la tercera temporada, también llegan “los otros”. No estamos solos en la tierra. También acabamos de descubrir que todos los que están en el barco no es por casualidad sino que son “elegidos”. Además, han comenzado ya a meter los flashbacks que nos van descubriendo su pasado para conocer por qué son como son en la actualidad. Aunque también es cierto que algunos no son muy convincentes. Que aparezca Camilo como padre de Palomares punky diciéndole que es el diablo, después que salve a un niño de ser ahogado y decidir por eso convertirse en cura… no me convence. Llegada de “los otros”, que sean “elegidos” y uso de flashbacks son demasiadas similitudes. Aun así y sabiendo que la serie nunca va a ser como la de la isla de Hawaii, si te metes en las tramas y te enganchan los personajes, ‘El barco’ consigue cuanto menos, entretener. 

Para concluir, quería acabar con una curiosidad que me hace gracia. El personaje de Valeria siempre ha sido un poco maldito, y es que en las series de Globomedia para atraer a todos los públicos, hay que meter a personajes de todas las edades. Pero la niña en ‘El barco’ era una cagada porque no tenía a nadie de su edad con quien compartir tramas. Ahora lo han solucionado con la llegada al edificio porque ha encontrado a un niño de su edad y por fin va a tener alguien con quien le puedan pasar cosas. Pero mientras arreglan lo de la niña, va y ponen a un abuelo, Héctor Alterio. Pues nada. 

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