28 octubre 2013

Hoy: El diario de Adán y Eva



Los años 60 y la actualidad se nos presentan como contexto para entender una historia en la que el amor es palpable a través de las miradas, de las respiraciones, de la ingenua caricia… Las palabras sobran cuando de amor se trata y esta obra es un reflejo de ello. 
Salir del teatro volviendo a estar enamorados de aquella persona a la que amamos y ya no está, o de aquella a la que esperamos noches enteras en vela y nunca vino, como reza uno de los versos de la obra. Levantarte de la butaca mirando a quien tienes al lado y  pensar que eres el más afortunado por saber que él o ella está ahí, son algunas de las muchas sensaciones que vuelven a nosotros, como por arte de magia, al ver esta magnífica obra. 
Ana, Fernando, Adán y Eva, Catalina, Felipe, y Manuela son siete personas que aman aquello que hacen en cada momento, cada una a su manera y en épocas bien distintas. Mientras Ana Milán y Fernando Guillén Cuervo son dos actores de actualidad a los que nunca había tenido el placer de ver en el teatro y a los que a partir de ahora me encantará volver a disfrutar de ellos en los escenarios; los jóvenes Felipe y Catalina eran también dos grandes actores a los que situamos en la época de los años 60 y que se desvivían por lo que amaban. Por otro lado Adán y Eva ¡para qué contaros! Nos tenemos que remontar a… buf, mejor os digo que con ellos las risas están aseguradas. Mientras Eva es una charlatana divertida que le pone nombre a todo bicho viviente, Adán es un hombre que tiene otras preocupaciones bien distintas a las de “la nueva criatura”, así es como la llama, y que ha sido creada por Dios poniéndola junto a él.  Por último encontramos a Manuela, esa joven presentadora de un programa radiofónico actual que junto a un anciano Felipe recordarán lo más bello de sus vidas…. Y hasta aquí puedo leer.  
Lo que todos ellos desconocen es que el amor les une y les separa, les hace temer y les hace ser felices, les hace añorar y recordar aquello que más duele… El amor, ese gran desconocido para Adán y esa palabra inventada por Eva es en definitiva el motor que todo lo mueve. 
‘Hoy: El diario de Adán y Eva’ es una de esas representaciones que no dejan indiferente a nadie. Todos, por diferentes que seamos salimos del teatro con unas sensaciones percibidas, cada una de ellas distintas según las experiencias que uno haya vivido durante el transcurso de los años… pero todas esas emociones se materializan en un solo nombre: AMOR. 
Anotaciones: Mark Twain fue el creador de esta obra que ahora llega renovada al Teatro Talía de Valencia y de la mano de Miguel Angel Solá. Quiero añadir que tras haberla visto no me importaría verla una y otra vez… y estoy segura de que en cada una de esas veces aprendería algo nuevo. Si tenéis la oportunidad de ir a verla, no la desaprovechéis. ¡Os enamorará! 

2 comentarios:

Alicia Ramos dijo...

Sí. Compartimos tu opinión. Es maravillosa. Yo lo vi a Solá. Era un portento de la naturaleza actuando, pero nuestro Fernando, consciente de ello, ha trazado personajes muy diferentes, también exquisitos. Ana está muy bien. Y la obra sigue siendo de lo mejor que he visto, oído, sentido y bebido en mi vida. Sí, me embriaga verla. Voy por la segunda aquí. Y hace años fueron otras cuatro. Nadie puede cansarse de tanta ternura humana. Nos hace tanta falta. Enhorabuena

Alicia dijo...

Pido disculpas, pero me gustaría añadir el texto escrito por Solá como Síntesis del espectáculo, que me ha parecido de una humildad y claridad de intenciones dignas de su persona. Y dice así: "Me piden una síntesis de “Hoy: El diario de Adán y Eva, de Mark Twain”, que es de él, tanto como de González Gil, de Oteyza y de quien aquí escribe estas líneas. Yo no sé de síntesis. Quizás “El nombre de las cosas” sería el mejor título para comenzar con ella –y la explicación real del espectáculo que pronto hemos de gozar todos–,
y con esta renovada versión de la más bella obra jamás creada.
Quienes lo hemos hecho ya; quienes lo hagan hoy; quienes jueguen con él en un futuro, y los espectadores –salvo los muy fundamentalistas–, nos inclinaremos a pensar: ¡Cuánto mejor hubiera sido una historia como la que contamos que la maldición bíblica que nos persigue y perseguirá hasta purgar el pecado original de querer soñarnos creación y creadores! Palabras y actuaciones van dedicadas a aquellos que sienten que aún
es posible ver la otra cara de lo que nos acontece. “Hoy: El Diario de Adán y Eva, de Mark Twain” es también el recuerdo sonoro de las intenciones con las que el ser humano vive su vida. Transcurre en dos estudios de radio a los que separa una cincuentena de años, una diferente calidad de agobios y esperanzas; y un único dilema, que, a veces, nos atrevemos a abordar como una única certeza: el amor. Amor: palabra inventada por Eva para definir lo indefinible.
Amor: palabra repetida por Adán para no volver al barro que lo parió. En cuanto a Felipe y Catalina: nunca se sabrá. Fue un pacto, y es nuestro deber cumplirlo".