Todos pertenecemos a un grupo
Crítica de 'Pulseras rojas'
Tras el rotundo éxito de ‘Polseres
vermelles’ en Catalunya ha llegado esta semana a Antena 3 la serie hospitalaria
doblada al castellano y bajo el título de ‘Pulseras rojas’. Si algo tiene de
diferente esta serie diferente al resto del género, es que ésta no es de
médicos, sino de pacientes. Todas las series que hemos visto en nuestra vida
que se desarrollan/desarrollaban en un hospital, lo importante son/fueron las
tramas entre los médicos y enfermeros. Aquí los protagonistas son un grupo de
niños que están ingresados en una planta y que tienen más ilusión por vivir que
cualquier otro niño.
El autor es Albert Espinosa, que siempre ha
sido conocido en Catalunya y ahora se ha hecho muy famoso en toda España. A él,
de pequeño, le amputaron una pierna y es algo que le marcó demasiado, tanto que
en todas sus entrevistas e historias que cuenta, tiene que salir el tema. De
ahí surgió ‘Planta Cuarta’, que la escribió de un modo biográfico y visto el
éxito, años después ha hecho la serie de lo que fue la peli. El grupo de niños de los que hablábamos ahora
ya no son los Pelones, sino los Pulseras Rojas. Y es que ha mezclado dos temas
idóneos para llegar a la emoción del espectador: hospitales e infancia.
Veamos
quiénes son estos niños:
Según narra la
serie, los grupos siempre están formados por seis personas: el guapo, el listo,
el imprescindible, el segundo líder -que sería líder si no estuviese el líder-,
el líder, y la chica. Lleó;
15 años; tiene cinco pulseras rojas (cada pulsera equivale a una operación) y
una pierna amputada. Jordi, 14 años; le han diagnosticado cáncer de tibia y ha
sido trasladado a Barcelona para realizarle la amputación. Cristina, 15 años,
es la chica del grupo; lleva dos semanas ingresada por un caso de anorexia. Roc;
10 años; los dos últimos los ha pasado en coma. Ignasi; 13 años; ha sufrido un
ataque al corazón. Toni; 17 años; acaba de sufrir un accidente de moto y sufre
de un pequeño retardo mental.
Y aparte de ellos están las madres, de las
que destacan Duna Jové, una madre demasiado preocupada y protectora, y Llum
Barrera, que se ha hecho payasa del hospital para pasar más tiempo con su hijo.
La serie que puede parecer un dramón, está presentada con un punto de vista
infantil y de comedia, con toques de humor por lo que no es una serie que
alguien vaya a verla y coger una depresión. ‘Polseres vermelles’ huye del morbo, del
regodeo en la desgracia y del uso gratuito de la tragedia, y no deja de ser
–como leí en una crítica- “una historia de unos chavales fantásticos que sucede
que están enfermos en un hospital”.
En capítulos de 45 minutos, huyendo de los
70 tradicionales de España, queda poco espacio para el relleno que tan poco nos
gusta. Y por eso se ha convertido en la serie revelación, que ya graba su
segunda temporada mientras Steven Spielberg ya prepara su adaptación americana
con el título de ‘The red band society’.
1 comentario:
Me parece una serie estupenda e innovadora, porque como bien dices por primera vez no cuentan la vida de los médicos sino la de los pacientes.
La gente puede pensar que es una serie bastante dura, pero en realidad no es así, ya que tiene momentos divertidos, y en realidad, lo único que hace es contarnos la historia de unos niños que están enfermos.
Lo que nos deberíamos preguntar es, qué esta historia está pasada a la televisión pero que en realidad estos niños existen de verdad en todo el mundo y es lo que no debemos olvidar.
Por último decir que recomiendo a todo el mundo a ver la serie, porque es muy buena y no se arrepentiran
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