27 septiembre 2011

‘Shameless’: Tabúes al descubierto

Tan enganchado como estoy a ‘Weeds’, cuando comenzó el verano decidí investigar por Internet series del mismo estilo. Viendo la calidad de esa serie y otras como ‘Dexter’ o ‘Californication’ emitidas por Showtime, me metí en la web de esa cadena y descubrí ‘Shameless’. Y menudo descubrimiento. Mientras se descargaba el piloto me puse a investigar y averigüé que era una versión estadounidense de una original británica que lleva muchos más años. Ahí comenzó mi incertidumbre: ¿veo la original o veo la versión americana con firma de Showtime. Lo siento, igual hice mal, pero lo necesitaba. Vi la segunda. Y puede que haya sido un error, porque ahora he acabado la primera temporada y ya no hay más capítulos hasta 2012, mientras que la británica ya cuenta con ocho temporadas.
‘Skins’, ‘Being Human’, ‘The Office’, ‘Life of Mars’, ‘Spaced’ o ‘The IT Crowd’ son series británicas que se han adaptado en Estados Unidos sin conseguir el éxito que se podía esperar, pues el público americano es más conservador que el inglés y aunque se está avanzando, todavía les cuesta. Con ‘Shameless’ parece que el público del otro lado del charco sí que se ha puesto de su lado, y eso es para celebrarlo, porque así consiguen que se expanda a todo el mundo, algo que con las series de países que no sean EEUU, es más complicado.
‘Shameless’ es una serie con un argumento políticamente incorrecto, como las series que me gusta ver, y cuenta con unos guiones excepcionales que cuesta ver en cine y de los que se está apoderando la televisión. Las historias que nos cuentan te atrapan desde el minuto uno y con esa forma tan original nos hacen sentirnos uno más de la familia. Realmente es una familia a la que no querríamos pertenecer, así que rectifico: nos hacen sentirnos como el amigo cómplice de los protagonistas con quien se pueden desahogar y contarnos todas sus aventuras.
La serie muestra cómo vive una familia desestructurada en un barrio marginal de Chicago. Esta familia es la de los Gallagher, sin madre y con un padre borracho que no ejerce su función; y la hija mayor, la única que supera los 18 años, es la que se tiene que hacer cargo de sus otros cinco hermanos consiguiendo que todos sigan adelante viviendo (o mejor dicho, sobreviviendo) con lo justo y habiendo asumido que esa es su vida. Nos encontramos con una familia, las relaciones entre los miembros y sus vecinos, pero esto no la convierte en una serie familiar ni para todos los públicos porque se muestran los tabúes que la televisión no muestra (violencia familiar, sexo sin tapar lo que no todos los públicos pueden ver, la homosexualidad, el odio a un padre egoísta y borracho), y claro, es que estamos hablando de un canal de pago especializado en contarnos la otra parte de América, ni lo socialmente inapropiado, irreverente y políticamente incorrecto. Sin vergüenza es lo que le da título a la serie, y es lo más definitorio puesto que muestran sin tapujos la dureza de la vida. Es por eso por lo que se ha convertido en la serie con más audiencia en Showtime, al menos esta primera temporada, consiguiendo más de un millón de espectadores, cuando ‘Dexter’ por ejemplo rondó el medio millón en su primera tanda de episodios.

Hablemos de los personajes. El padre de familia es Frank, a quien siempre lo vemos en la taberna y cuando está en casa pasa más tiempo durmiendo por el suelo que estando con sus hijos. Éstos son, de mayor a menor, Fiona, la madraza de la familia que interpone vivir su vida por hacer que sus hermanos vivan lo mejor posible; Lip, un superdotado que con su inteligencia consigue ganar algo de dinero dando clases o presentándose a exámenes con otras identidades; Ian, trabaja en ultramarinos, se prepara para militar y comparte habitación con Lip; Debbie, de unos doce años que a veces se muestra muy adulta en sus comportamientos e ideas, mientras que otras, es muy infantil; Carl, que disfruta destrozando y derritiendo cosas; y finalmente, Liam, un bebé negro de quien durante la temporada se conocerá su identidad. Cada uno completamente diferente al otro y con muchas cosas que contarnos. También hay una familia vecina con una madre traumatizada que no sale de casa, un padre policía alocado, y una hija que vive la vida loca, digamos que es un zorrón, y cómplice de Lip. Y otros vecinos: Kevin y Verónica, los mejores amigos de Fiona y quienes le echan una mano en los momentos difíciles. Ah, y sin olvidarme del novio de ella, de la protagonista, que es rico gracias a sus trapicheos y quiere sacar a la familia Gallagher de la pobreza. En general, personajes de todas las edades deseables para una serie familiar de donde sacar tramas para mucho tiempo.
Pese a todas las desgracias que pueden ocurrir a esta familia desastrosa, en los guiones se encuentra humor, tal y como ocurre en ‘Weeds’ y creo que eso es uno de los grandes atractivos. Eso y que nos muestren tramas nuevas, que enganchan y emocionan, con personajes nada superficiales, que podrían existir y hacen que todo sea más realista con un estilo propio.

Como ocurre en todas las series, hay una trama arco que dura toda la temporada, pero cada capítulo es un mundo. Los que con más cariño recuerdo son en el que Debbie se encariña se encariña de su falsa tía y en el que Carl es expulsado por violencia en el colegio. Pero la química que existe y las tramas que se generan entre los dos hermanos, Lip e Ian también son muy especiales. Las situaciones de todos en general, hacen que te enganches rápidamente, viendo, como ya he dicho antes, cómo cada hermano aporta lo que puede (honradamente o habiéndolo robado) para sacar la familia adelante: rellenando cupones, robando electrodomésticos, cogiendo papel higiénico de lugares públicos, llenando con agua la botella medio llena de leche…
Una serie que debería ser más conocida, al menos en nuestro país, porque realmente vale la pena.

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